martes, 12 de marzo de 2013

2013.03.10 Subida al Yoar 2013: una odisea sobre ruedas


Las 8.00 y ya están donde siempre Oscar, Paquito, Tomás y Rubén. Al poco llego yo y detrás de mí Javi princesa y Josean, que viene a presumir de flaca.

Tras los 10 minutos de vacile de rigor ponemos rumbo al León Dormido, zona de paso para subir al Yoar, que una ruta que tenía en mente desde hace unos días.

A media subida Paquito, Tomás, Rubén y Javi deciden ir a llanear porque la ruta de hoy va a ser de agárrate los machos.

Nos hacemos la fotito de rigor y el grueso del grupo (no es porque estéis gordos, jeje)  va a hacer una vueltita suave para coger un poco de fondo.



Oscar y yo ponemos rumbo a La Población, subimos a buen ritmo y paramos a repostar, que ninguno conocemos la ruta y no sabemos cuándo cogeremos agua de nuevo.

De ahí cogemos la carretera que lleva a los aerogeneradores y tras unos momentos de duda cogemos una senda a la izquierda que conduce a Marañón. Al principio hay que bajar el sillín porque los escalones son generosos (Rubén la hubiera gozado!), más adelante se convierten en simples pedruscos  y en los últimos kilómetros la piedra es más fina y soltamos frenos, una gozada de bajada!

Llegamos a Marañón y siguiendo las indicaciones del GPS cogemos unas pistas que nos llevan a Genevilla. Nos echamos una fotillo y seguimos.



A la izquierda se veía la Muela de San Román y el valle que en estas fechas y gracias a la lluvia ofrecían un paisaje espectacular.

De ahí cogemos un desvío a la derecha y al poco rato y tras pasar por un embalse la ruta está marcada con postes en los que se lee btt.

Justo antes de llegar a Sta Cruz de Campezo la pista vira a la derecha y es aquí donde empieza la verdadera subida y hay que tirar de molinillo para evitar que se disparen las pulsaciones. Para más inri habían cubierto las piedras con una gruesa capa de madera triturada que hacía que nos hundiéramos con el siguiente esfuerzo para avanzar, cuando no eran de pedruscos que hacían patinar la rueda trasera y perder el equilibrio era cosa fácil.

Las rampas cada vez eran más duras llegando a superar en algún caso el 20%.

A mitad de camino vimos una pareja de ciervos que, tras unos segundos de curiosidad, se adentran en el bosque perdiéndonos de vista.

Comemos un poco y proseguimos la dura marcha que, en alguna ocasión nos obsequiaba con unos metros de llano en los que reponer fuerzas para continuar.

Cuando quedan 3km para la cima nos encontramos con una pareja de excursionistas que bajan con polainas y nos avisan de que es imposible cumbrear debido a la nieve de la cara norte, que es por la que estábamos subiendo.

Haciendo caso omiso seguimos hacia arriba y nos encontramos los primeros tramos de nieve que nos obligan a bajarnos y empujar la bici. A duras penas podemos ya que las fuerzas están al límite…

Encontramos de nuevo un tramo limpio de nieve y, sin llegar a los 10 minutos de pedaleo, encontramos otro grupo de excursionistas que nos dicen que se han hundido hasta la cintura en la nieve y que no hay huella que seguir.

Dudamos ya que con la hora que era y los km que llevábamos encima no nos veíamos capaces de deshacer el camino.

Finalmente decidimos hacerles caso y nos damos la vuelta. La bajada pone a prueba la mecánica de las bicicletas y la fuerza de nuestros brazos ya muy mermada.

Una vez abajo pedaleamos hasta Sta Cruz y de ahí cogemos la carretera pensando que será la vía más rápida de llegar a Logroño.

El fuerte viento nos devuelve a la cruda realidad y tenemos que hacer relevos para llegar a Genevilla, de ahí a Cabredo y, cogiendo el desvío de la izquierda empezamos la ascensión al León Dormido por la cara norte.

A medida que íbamos subiendo el puerto sacamos el pulgar a los coches que pasaban por si algún alma caritativa nos subía hasta La Población, pero todo era en vano.

A falta de 3km para coronar Oscar rompe motor, sus piernas se niegan a dar una pedalada más y tiene que sentarse junto al quitamiedos. Un monovolumen para y muy amablemente nos ayuda, metemos la bici de Oscar y al él mismo al maletero y lo suben a La Población. No hay hueco para más así que a mí me toca sufrir un rato más.

No contento con ello parece que iba pinchado y la llanta toca el asfalto. Hincho la rueda rezando para el  pinchazo sea pequeño y el líquido de la cámara haga efecto, parece que va perdiendo aire pero poco a poco. Puesto que el tiempo apremia meto plato, bajo piñones y aprieto los dientes para llegar lo antes posible.  En 11 minutos me planto arriba y Oscar ha conseguido un gel que le ha dado un ciclista que pasaba por ahí y le ha visto cara de consecuencias.

Repostamos líquido y veo que tengo la cubierta trasera seriamente dañada, con lo que sin perder tiempo ponemos rumbo a Meano, de ahí a Yécora, Oyón, llegando exhaustos a Logroño a las 15.30h.

Finalmente unos 83km con bastante desnivel y 7h de pedaleo pero vive Dios que volveremos a intentarlo cuando no haya nieve!

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